La nueva generación promete velocidades medias de 20 gigas por segundo y un retardo de apenas un milisegundo

5G

El 5G está a la vuelta de la esquina. Incluso cuando el 4G aún no ha completado su despliegue del todo, pero la tecnología no espera a nadie. La quinta generación de telefonía móvil será más rápida y eficiente, y supondrá una completa revolución no solamente en el ámbito de las comunicaciones, sino en el mundo de la tecnología en general. Los países asiáticos y Estados Unidos serán los primeros en instalar esta novedosa generación que promete cambiarlo todo.

La primera y más obvia diferencia con respecto al 4G es la velocidad que será capaz de alcanzar esta nueva generación. Según los investigadores, correrá 100 veces más rápida que la actual, con velocidades medias de 20 gigabytes por segundo, superando con creces las redes de fibra óptica de la actualidad. Haciendo cálculos, la descarga de una película podrá realizarse en tan solo diez segundos. Pero la principal mejora que traerá el 5G es la reducción del tiempo de respuesta que tarda un dispositivo en ejecutar una orden desde que se le manda la señal, lo que se conoce como latencia. Con la nueva generación el retardo será nada más y nada menos que de un milisegundo.

Estos avances favorecen el desarrollo del denominado Internet de las Cosas. El futuro es la interconectividad entre teléfonos móviles, ordenadores, vehículos, electrodomésticos e incluso el hogar en sí mismo a través de la domótica. De esta manera, la digitalización de la industria experimentará una aceleración considerable. Casos como la robótica, la industria del entretenimiento, automovilística, cirugía remota, vídeo de ultra-alta definición, procesos industriales… notarán una total evolución que los llevará a cotas inimaginables de vanguardia tecnológica.

Aunque España es uno de los países punteros en cobertura 4G, llevará el mismo ritmo que la Unión Europea en la implantación del 5G, un paso por detrás de Asia y Estados Unidos, ya que los 28 tienen pendiente fijar un estándar para que se acojan todos los operadores y definir la banda del espectro radioeléctrico que ocuparán los servicios. Lo que está claro es que la inversión en esta tecnología será considerable. Aproximadamente unos 50.000 millones de euros para 2020 que significarán, según previsiones de la Comisión Europea, la creación de 2 millones de puestos de trabajo y 141.000 millones de riqueza.

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