Vivir en una zona de difícil acceso puede tener muchas ventajas y, a lo mejor, es el sueño de muchos: estar rodeado de naturaleza, poder respirar aire puro, escuchar el sonido de los pájaros, estar alejado del ajetreo y el ruido de la ciudad. Pero si tuviéramos que encontrarle una pega sería, sin duda, el aislamiento. El simple hecho de recibir una carta importante puede llevar mucho más tiempo y dificultades, por no hablar de un paquete más voluminoso.

Correos es consciente de todo esto y, por esta razón, ha empezado a realizar pruebas para analizar la viabilidad de la utilización de drones para repartir paquetes en estas zonas alejadas y de difícil acceso. Por el momento, las pruebas se han realizado en la localidad asturiana de Sotres, un pueblo que suele quedar aislado por la nieve; y los vehículos aéreos no tripulados utilizados han recorrido una distancia de seis kilómetros, contando el trayecto de ida y el de vuelta. Los aparatos cuentan con seis motores con hélices, GPS y pueden llevan una carga de hasta 1,5 kg.

Aunque su funcionamiento es autónomo y, por lo tanto, no necesita operador que lo guíe, cuenta con un sistema para controlarlo remotamente. Además, una de sus características más llamativas es que, en caso de perder la señal del emisor, puede regresar siguiendo el mismo camino recorrido gracias a su sistema de seguridad. Esta nueva iniciativa todavía no ha sido implementada pero, en cualquier caso, servirá para ayudar y facilitar la labor habitual de los carteros en zonas rurales.

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