La popularidad de las redes sociales y los selfies han provocado que los usuarios den mayor uso a la cámara frontal de sus dispositivos

Hoy en día tener una buena cámara fotográfica en el teléfono es algo habitual y que se da por hecho, pero no siempre fue así. Hace ya 17 años del primer teléfono móvil de uso popular con cámara fotográfica. Se trataba del J-SH04, de la compañía japonesa Sharp.

No fue hasta el año 2002 que los teléfonos con cámara frontal incorporada desembarcaron en Estados Unidos con el modelo SCP-5300 de la marca Sanyo, también nipona. Este modelo incorporaba herramientas como el flash y el balance de blancos, entre otras. Sin embargo, el que supuso un gran salto cualitativo fue el Nokia 7650, marcando un hito en la historia de la telefonía con una cámara de 0.3 megapixeles y una resolución de 640×480 VGA.

Tras tantos años de avances tecnológicos, la mayoría de los dispositivos móviles tienen no solo simples cámaras de fotos, sino unas capaces de capturar instantáneas de altísima calidad y vídeos de resolución 4K, pero el devenir de la tecnología no lo marcan solo las compañías, sino también los usuarios. Así, las redes sociales y el uso que los internautas han hecho de ellas han propiciado una drástica evolución de las cámaras frontales, que en algunos casos se utilizan más que sus vecinas de la parte posterior.

Instagram, la red que más rápido crece y que a día de hoy posee ya 700 millones de usuarios, es la más clara muestra de que las fotografías tomadas con ambas cámaras se encuentran casi a la par en volumen de publicaciones. Mientras unos aprovechan para sacarse selfies grupales en lugares emblemáticos o simplemente para mostrar su amistad y utilizan las cámaras frontales para la herramienta Stories, otros se benefician de la calidad de sus cámaras para capturar bellas instantáneas o los momentos más íntimos de sus vidas.

No queda claro que la cámara tenga que ser mejor que la posterior, pero sí que la tendencia de que sea de mayor calidad cambie por una igualdad entre ambas. Cierto que es que la pantalla del teléfono da menos espacio para instalar un objetivo de mayor capacidad, pero la tecnología ya nos ha sorprendido en multitud de ocasiones como para que lo vuelva a hacer una vez más.

Por ahora ya hay cámaras frontales de 8 megapíxeles con una apertura f/1.7, y en unos meses seguro que experimentamos multitud de mejoras en esta materia.

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